Todo cambia
como nunca ...

Vivimos en un mundo globalizado donde lo común suele ser mediocre, y lo bueno y lo mejor es cada día más común. Un mundo donde cada vez es más difícil sorprender y ser sorprendido. Un mundo donde ser el primero o el mejor ya no es suficiente.

Poco importa cuál sea el campo de batalla en el que tengamos que luchar. No hay duda de que nos encontraremos una horda interminable de competidores, al más cautivo de los clientes y un equipo más exigente que nunca.

¿Cómo no va a ser cada día más complicado y difícil diferenciarse, destacar y triunfar?

… menos todo lo que
nunca cambia

Frente a ello, habitualmente se apuesta por construir:

  • Organizaciones con resistencia titánica frente al cambio, fuertemente jerarquizadas y soportadas por modelos de negocio con crecimientos lentos pero constantes.
  • Organizaciones tan ágiles como frágiles en busca de modelos de negocio con crecimientos exponenciales.

El problema es que ninguno de los dos planteamientos servirá de nada si no desarrollamos acciones de atracción e impacto que traten de forma excepcional a los que son los benefactores principales de cualquier empresa: nuestro equipo, clientes y fans.