Vivimos en un mundo globalizado donde lo común suele ser mediocre, y lo bueno y lo mejor es cada día más común. Un mundo donde cada vez es más difícil sorprender y ser sorprendido. Un mundo donde ser el primero o el mejor ya no es suficiente.
Poco importa cuál sea el campo de batalla en el que tengamos que luchar. No hay duda de que nos encontraremos una horda interminable de competidores, al más cautivo de los clientes y un equipo más exigente que nunca.
¿Cómo no va a ser cada día más complicado y difícil diferenciarse, destacar y triunfar?